gginocchio@hotmail.com
Concentrado, sereno y emocionado, me puse a esperar a que sonara el iPhone. Pasaron lentamente diez minutos después de lo acordado para la llamada y el iPhone estaba silencioso. De pronto, un mensaje apareció en pantalla, “Mensaje de voz “. Rápidamente, llamé a mi casilla de mensaje de voz y escuché al tipo del trabajo, “Hola Gino, es la una. Estoy tratando de contactarte. Voy a estar acá por unos cinco minutos más y luego tengo que salir”. Confundido, nervioso y molesto, quería lanzar el iPhone contra el piso.
Quejarme con AT&T era como quejarme contra la pared. A la representante de AT&T le pareció muy extraño lo que pasó y aseguró que en el futuro cualquier problema estaría resuelto con las nuevas torres en mi área. Lo que me pareció a mi extraño es que yo tenía un producto de supuestamente alta calidad cuando recibía un servicio muy bajo. AT&T ignora muchas de estas quejas y se idolatra sola; es más, ellos deberían llamarse AMi&Mi
Imagínate si un ejecutivo de AMi&Mi fuera a un restaurante sofisticado y le trajeran la comida de a pocos.
El ejecutivo ordena Enchiladas Suizas. Luego de unos minutos, le traen las enchiladas pero sin salsa. Obviamente, lo primero que hace es reclamarle al mesero y este pide disculpas. Al rato, al ejecutivo le traen el plato con salsa pero las enchiladas están frías. El mesero se vuelve a disculpar. Luego de una larga espera, el ejecutivo por fin tiene sus suculentas Enchiladas Suizas como él soñaba. ¿Entenderá él que cuando se esta en un restaurante caro esta normal recibir un servicio bajo y pagar mucho?
Me era difícil estar de acuerdo con eso pero un contrato masoquista me prevenía de romper mi contrato con AT&T. Pero meses después llegó el momento tan esperado, llamé a AMi&Mi para cortar el servicio. Cuando me preguntaron por qué, les expliqué que mis llamadas seguían cortándose. La representante me respondió, “¿Sabe que hay nuevas torres instalándose en su área?”
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